Ha muerto el Hno José Ramón Palací
El sábado 18 de diciembre 2010 nos dicen que ha fallecido nuestro Hno José Ramón, misionero en Perú, en Contamana. El Hno Juan Oliver, obispo del Vicariato Apostólico de Requena nos envía una reseña apresurada del Hno Misionero fallecido:
A Fr. JOSÉ RAMÓN PALACÍ GARRIDO (21-02-1931 - + 18-12-2010)
"Altísimo, omnipotente, buen Señor,
Tuyas son la alabanza, la gloria y el honor y toda bendición…
Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal
de la cual ningún hombre vivo puede escapar" (San Francisco, Cántico 1.8).
La noticia del fallecimiento de nuestro hermano José Ramón Palací nos ha sorprendido y nos ha llenado de tristeza. Desde hacía unos días, se sentía mal; pero, como siempre hacía, no daba importancia y nos decía que pronto pasaría; que no nos preocupáramos. No obstante, le aconsejamos viajar a Lima para asegurarse de qué sufría y que así se preparara para viajar a España, quien bien merecido tenía un tiempo de descanso.
No hace más que dos semanas que estuve con él. Nada me hacía pensar que, en pocos días, habría de recibir la noticia de su fallecimiento. Con la sencillez que le caracterizaba, me llamó hace ocho días y me dijo: "Severino me ha conseguido un vuelo para el 30 de diciembre; pero un billete de ida y vuelta. Iré a ver a mis hermanos, a la familia, a los franciscanos… Y volveré pronto. Porque yo quiero estar aquí". Esos eran sus planes. Los de Dios…, como tantas veces, sorprendentes.
Cuando todavía vivimos a la espera del Esperado, cuando apenas falta una semana para que celebremos con gozo el Nacimiento de Jesús, el Padre lo ha llamado para que el encuentro no sea ya parcial o temporal, sino definitivo; para que goce de la Pascua y Vida eternas.
Nuestro hermano nació en el pueblo de Cocentaina (Alicante-España), el día 21 de febrero de 1931. Hizo la Profesión Simple o Temporal el 4 de de Octubre de 1953, en Santo Espíritu del Monte (Valencia-España); la Profesión Solemne, en Teruel el 10 de Octubre de 1956. Fr. León Villuendas, OFM, obispo de Teruel, lo ordenó sacerdote el 21 de Septiembre de 1958.
El día 28 de Octubre de 1958 embarcó con destino al Vicariato Apostólico de Requena (Perú). Pronto fue destinado a un pequeño pueblo, llamado Orellana, a orillas del río Ucayali. Hoy ese pueblo se ha convertido en una ciudad de más de 5.000 habitantes gracias, en gran parte, a la labor pastoral, educativa y social desarrollada por nuestro hermano.
El día 17 de Diciembre de 1961 escribió al Ministro Provincial de Valencia, y entre otras cosas, dice: "Como hace tanto tiempo que no le escribo y por lo tanto no le he puesto al corriente de mi vida, no sé si sabrá que me encuentro de párroco en una nueva misión de Orellana que yo mismo he fundado, es un pueblito a orillas del Ucayali, de más o menos 2.000 h. y tengo a mi cargo, o sea, en mi jurisdicción, otros 19 pueblos más, de ellos tres son Shetebos. Ya puede suponer el trabajo agobiador que tendré, sobretodo dado el caso en que me encuentro solo. Muchas veces he pedido un colaborador al Vicario Apostólico, pero la escasez de sacerdotes le obliga a desoír mis ruegos, así que como no hay más remedio me he armado de coraje para llevar adelante esta extensa parroquia".
Cuando todavía éramos adolescentes y jóvenes, formándonos en el Seminario Menor de Benissa, nuestros formadores nos hablaban de un grupo de cuatro hermanos que estaban en la Selva peruana ("Todavía recuerdo el día que hicimos la despedida en Benisa, yo tenía 14 años, y todos nos queríamos ir con los nuevos misioneros", me ha escrito uno de mis compañeros), y nos animaban a realizar actividades para ayudarles; con ello, encendían en nosotros la llama y la llamada a la Misión.
Tuvimos la suerte de ser visitados por ellos, en el primer viaje que realizaron a España, después de varios años. La visita al Seminario era casi obligada, y el diálogo con nosotros. Recuerdo que seguíamos con interés sus relatos y contemplábamos admirados las fotografías que nos mostraban: la gente, los trabajos, los utensilios de la selva, la expedición al Huallaga y tantas otras cosas. ¡Cuánto agradecíamos verlos y deseábamos compartir la Misión!
Desde entonces, siempre he guardado una admiración grande por aquellos hombres, a quienes después tuve la suerte de conocer más, de convivir con ellos y hasta de acompañarles en momentos de sufrimiento y enfermedad. Personalmente, doy gracias a Dios por cada uno de ellos.
Nuestro hermano se entregó plenamente a la Misión del Vicariato. Requena, Flor de Punga y Santa Elena fueron lugares de preparación y de paso; los vivió con mucha intensidad; sería bueno releer su "crónica del Viaje al Tapiche", al encuentro de los más alejados y en busca de un lugar donde establecer una Misión. "Me hubiera quedado allí, en Santa Elena", me dijo hace poco. Pero Dios quiso que su parroquia y su pueblo fuera Orellana. Fue el fundador de la Parroquia, hace más de 50 años. Desde mayo de 1960, su vida transcurrió en ese pueblo, entregado plenamente a dar vida a la comunidad.
La construcción de la Iglesia y de la Casa Misión fue una obra que realizó, trabajando como arquitecto, carpintero, albañil. Todos podemos todavía admirar la belleza del rosetón y de las ventanas "góticas", el presbiterio bien trabajo y solemne.
Iglesia de Orellana
Se dedicó con esmero a la formación, a la educación de los niños y jóvenes. El Colegio se debe, en gran parte a él. Fue director y profesor; inspirador y consejero de muchas generaciones.
Nunca descuidó lo que en la misión evangelizadora es primero: llevar el Evangelio a todos los pueblos y caseríos, preparando a los animadores de los caseríos, levantando pequeñas capillas para las celebraciones. Tampoco ha faltado su voz crítica y profética, tan necesaria y ejemplar.
Su vida de sacerdote franciscano ha sido ejemplar. Su entrega, sencilla y generosa. Nunca buscó el reconocimiento de los hombres y se resistía a escribir sus "memorias", aunque muchos se lo pedíamos. Pero, en las conversaciones, se mostraba siempre locuaz y lleno de sabiduría, buen hermano y con palabras de consejo. Su memoria -estoy seguro- perdurará siempre en nosotros.
El Señor lo ha llamado y le ha concedido uno de los deseos que él tenía: quedarse en el Perú. Para nosotros es un hermano más que se nos va (lleno de méritos y gloria), que nos deja un vacío muy grande. Pero, al mismo tiempo, sentimos que es otro hermano más que entra a formar parte de la "nube de testigos" (Hb 12, 1) que nos animan en la fe y en el caminar cristiano y evangelizador, siguiendo al buen Pastor en medio de las dificultades y pruebas, con la esperanza de recibir "del Señor la vida eterna" (Adm 6).
Desde la distancia geográfica que nos separa, he querido unirme a todos vosotros, acompañando a nuestro hermano José Ramón Palací, compartiendo algunas ideas y vivencias que nacen del cariño y del agradecimiento. Con ellas también se hacen presentes los religiosos y religiosas del Vicariato de Requena.
Vuestro hermano. Fr. Juan Oliver Climent, OFM, Obispo Vicario Apostólico de Requena
En este enlace podeis ver mas sobre la misión de Orellana
http://www.sanantoniocolegio.com/85mision/02palaci/00palaci.php
NOTICIA EN "EL COMERCIO.PE"
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